Perdona viejos rencores y rencillas del pasado.
Libera tu mente de preocupaciones. Aprende a darle la importancia justa a las cosas, haz que los problemas te "resbalen."
Vive humildemente . Olvídate del consumismo. Vive con poco.
Da más, sin la intención de recibir.
Sustituye la tristeza y la depresión por alegría y entusiasmo. Sé siempre positivo.
Cambia el miedo y la ansiedad por paz y serenidad. Cambia la ira, la envidia y la frustración por paciencia y amor.
Amate intensamente y después ama a los demás. Ama a la vida. Aférrate a ella.
Toma el control de tu vida y de tu enfermedad. Tú debes ser parte activa de tu enfermedad. No te limites a que los médicos te prescriban un tratamiento. Pregunta, busca, indaga.
Vive en armonía con la naturaleza. Pasea por el campo y la playa con los pies descalzos. Siente la brisa en la cara y la humedad del suelo en tus pies. Si puedes trasládate a vivir al campo.
Disfruta de cada momento que te ofrece la vida. Disfruta de cada caricia, de cada sonrisa, de cada abrazo.
Viaja. Descubre nuevas y positivas experiencias. Al fin y al cabo eso es lo único que nos llevamos al morir.
Confía en tu poder para sanar., cualquier enfermedad es reversible. El poder está en nosotros.
Aprende a escucharte y confiar en tu instinto.
Practica la risoterapia. Ríete. Rodéate de quien te haga sonreír, no de quien te haga sufrir.
Aprende a decir No. Primero mira por ti y después por los demás.
Recuerda que nada ocurre por casualidad.
Solemos vivir pensando que la vida es infinita. Pensamos que siempre hay un mañana para cumplir nuestros sueños, para decir te quiero o dar un abrazo a un ser querido. No hay mil mañanas, no sabemos cuándo acabará nuestra vida, así que disfruta del momento y persigue tus sueños.
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Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo. Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo.